Cambios saludables en tu despensa

Para mejorar el estilo de vida es importante ir, poco a poco, dando pasitos hacia unos mejores hábitos y abarcando diferentes campos para lograr el éxito en el propósito. No se trata de pretender una transformación radical, porque es probable que quede en un intento frustrado. Hoy queremos compartir contigo algunos cambios saludables en tu despensa, porque empezar por este punto puede ser el primer paso hacia una alimentación adecuada, satisfactoria y variada. Te contamos cómo incorporar poco a poco opciones saludables en sustitución de productos que no lo son y que seguro que consumes a menudo. ¿Quieres saber más? ¡Te lo contamos!

Un componente esencial a la hora de emprender un cambio de hábitos es la motivación y la actitud positiva. Debemos creer firmemente que vamos a dar un paso que nos llevará a un destino mucho mejor que el lugar en el que nos encontramos; que tomaremos acciones que nos beneficiarán enormemente, más de lo que hasta el momento hemos experimentado. Huir de cambios drásticos es fundamental para no caer en la frustración y el posterior abandono.

En la actualidad, gracias al desarrollo de la industria alimentaria, adoptar unos mejores hábitos en cuestión de nutrición es fácil. Si bien es cierto que debemos contar con disciplina y constancia, tenemos a nuestro alcance multitud de alternativas adaptadas a todos los gustos y necesidades, aspecto genial para no sentir carencias a lo largo del proceso y para asumir los cambios de la manera más natural. Ahora bien, es lógico que, frente a tantas opciones a nuestro alcance, en ocasiones dudes acerca de lo que es verdaderamente recomendable y lo que no.

Cambios saludables en tu despensa, paso a paso

Para hacer cambios saludables en tu despensa, no debes disfrazar esta de la noche a la mañana, de manera que quede irreconocible. Apuesta por pequeños pasitos, que sean duraderos y sostenibles, y que vayan definiendo el camino cada vez más hacia un estilo de vida lo más saludable posible. Vamos con algunos consejos:

  1. Fruta fresca: tenerla siempre en la nevera será de gran ayuda a la hora de picar entre horas. ¡No hay opción más adecuada! Además, si la eliges de temporada, podrás disfrutar de todo el sabor y aroma. Prepara tus propios batidos o zumos naturales y desecha los zumos preparados.
  2. Sin azúcar añadido: sustituye determinados alimentos por las opciones sin azúcares añadidos. No se trata de renunciar de la noche a la mañana a los alimentos que sueles consumir a menudo, sino de mejorar esas opciones. Puede ser el caso de postres lácteos, pan de molde, chocolates, mermeladas o salsas.
  3. Bajo en sodio: en la línea del punto anterior, se trata de sustituir alimentos ricos en sodio por otros similares. Es este el caso de las salsas de soja, pan e incluso mantequilla.
  4. Frutos secos: elige siempre los naturales o tostados, pues además de aportar menos calorías, serán más saludables al no contener aceites de baja calidad como en los fritos.
  5. Refrescos y bebidas: la mejor forma de hidratarse es, sin duda, beber agua. Ahora bien, si quieres optar por otras alternativas, te recomendamos que escojas refrescos y bebidas sin azúcar añadido. Puedes también preparar agua saborizada con menta, hierbabuena, limón, naranja, frutos rojos… incluso utilizar agua con gas y saborizarla, ¡refresco rico y natural!
  6. Elige legumbres en tarro de cristal, mucho mejor que las preparadas en lata.
  7. Platos precocinados: si sueles decantarte de vez en cuando por esta opción, fíjate en que tenga pocos ingredientes y que sean de calidad.
  8. Pasta: es conveniente priorizar la pasta fresca sin nada más, en lugar de las opciones con rellenos o demasiados ingredientes. Prepara tu propia salsa casera para acompañar.
  9. Verduras: si no sueles prepararlas tú mismo, apuesta por las de tarro de cristal o por las ultracongeladas. Son tan saludables y válidas como las frescas. Evita las que son un plato preparado, pues suelen ir cargadas de sodio y grasas de mala calidad.
  10. Quesos: es muy difícil eliminar este alimento de nuestra dieta, pero tampoco es necesario hacerlo. Existen opciones que pueden ayudarnos a mejorar y son las más bajas en grasas, que no incrementan el exceso calórico, pero tampoco desplazan las grasas necesarias.
  11. Aceites de alta calidad frente a otros que tengan un precio inferior. Este punto es muy importante, ya que se trata de una fuente de grasa muy esencial para nuestra salud.

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