Hay zonas de nuestro cuerpo que solemos olvidar a la hora de crear una rutina de entrenamiento. Y es que muchas veces creemos que hacer deporte solo tiene fines estéticos e intentamos atacar aquellas zonas más grandes o visibles. Esto es un error y es que el trabajo debe ser compensado. Asimismo, el estiramiento posterior a la práctica es, en muchas ocasiones, inexistente y, en este sentido, estaríamos realizando una rutina incompleta. ¡Te hablamos de 3 ejercicios para estirar gemelos!
Los gemelos son una parte muy importante de la musculatura de nuestras piernas. Como tal, debemos darle la importancia necesaria para que cumpla con su función de la manera más efectiva y segura. Las lesiones en esta zona son muy frecuentes y las causas son diversas. No obstante, estirarlos tras el entrenamiento, ayudará a reducir el riesgo de lesiones y le permitirá una óptima recuperación. Hay muchas formas de hacerlo y hoy te mostramos algunos ejercicios para estirar gemelos.
3 Ejercicios para estirar gemelos
- Busca un escalón o bordillo y sube ambos pies sobre este. Apoya únicamente las puntas, dejando que los talones queden al aire. Ahora relaja las piernas y deja que los talones bajen con el peso del cuerpo. Notarás cómo se estira la parte posterior de la pierna. Puedes hacerlo con ambos pies a la vez o estirar uno y luego el otro. Es recomendable que haya alguna pared o barandilla, de manera que puedas encontrar un punto de apoyo para encontrar el equilibrio durante el estiramiento.
- Sitúate frente a una pared a un metro, aproximadamente, de distancia. Ahora deja caer tu cuerpo hacia delante y apoya las palmas de las manos en la misma. Adelante el pie derecho, quedando esta rodilla flexionada y la del pie izquierdo extendida. Notarás el estiramiento en la pierna izquierda. Adelanta la cadera para sentirlo con más profundidad. Aguanta un minuto y cambia de pie. Este es uno de los estiramientos de gemelos más extendidos popularmente.
- Colócate frente a un banco, una silla o un escalón lo suficientemente alto. Mantente a uno pasos de distancia con la espalda alargada y la mirada al frente. A continuación sube el pie derecho sobre este. Alarga ambas rodillas y lleva el cuerpo hacia delante, intentando tocar el pie derecho, que se encuentra sobre la superficie del escalón. No fuerces y escucha tu cuerpo. Bajo ningún concepto debe doler, sino estirar. Aguanta un minuto y cambia de pierna.