Aspectos a tener en cuenta al entrenar tras sufrir una lesión

Si has sufrido una lesión recientemente y sientes una gran impotencia al tener que parar tu entrenamiento, presta atención. Junto al cuerpo, entrenar la fortaleza mental y la paciencia, es fundamental. No obstante, salvo restricción médica, no está todo perdido. Te contamos algunos aspectos básicos a tener en cuenta para entrenar tras sufrir una lesión. ¡Toma nota!

Tras sufrir una lesión, sentir frustración e impotencia es habitual. No obstante, esto no te va a devolver el bienestar, ni te va a permitir retomar tu rutina deportiva con normalidad. Por ello, es muy importante ser resiliente y buscar nuevos caminos para seguir con tu mantenimiento físico sin llegar, bajo ningún concepto, a perjudicar tu recuperación.

Aspectos a tener en cuenta tras sufrir una lesión

  1. Lo primero que debes tener claro, es un diagnóstico de lo que te ocurre. Hay ocasiones en las que sentimos dolor, pero no sabemos exactamente qué nos ha sucedido. Ante este desconocimiento, es muy complicado poner solución y saber hasta qué punto debemos esforzarnos. Por ello, si sientes una molestia que te impide continuar con tu rutina con normalidad, acude a un especialista que pueda valorarte y darte las pautas a seguir. En este sentido, deberás ser muy responsable con tu cuerpo y luchar, si es necesario, con esas ganas de entrenar a toda costa. Pronto estarás bien y cogerás el entrenamiento con más fuerza.
  2. Si te han aconsejado reposo absoluto, deberás cumplirlo. De lo contrario no solo podrías agravar la lesión existente, sino que podrías lesionarte en otro punto y dificultar la total recuperación. En este caso, deberás ser paciente y retomar el entrenamiento poco a poco, y sin miedo, cuando todo haya pasado. Si por el contrario, te ha recomendado un reposo relativo, sigue entrenando sin forzar la zona afectada. Aprovecha para probar otras disciplinas más relajadas y observar cómo poco a poco, tu cuerpo se va adaptando a la nueva situación.
  3. Una vez puedas retomar el entrenamiento, ya sea con la leve lesión o tras la recuperación de la misma, hazlo sin miedo. Debemos distinguir entre la prudencia y el miedo. La primera permite ir con cuidado ante la posibilidad de que algo no vaya bien. El miedo, por el contrario, podría obstaculizar el progreso y hacernos entrenar con una inseguridad nada recomendable. Por ello, confía en tu cuerpo, en la prudencia y continúa hacia delante.
  4. Al retomar el entrenamiento, debes prestar especial atención al calentamiento previo y al estiramiento posterior. No vale entrenar a lo loco y más vale ser precavido a tener que enfrentar una nueva recuperación por otra lesión. Si la lesión te ha servido para algo, es para escuchar las necesidades de tu cuerpo, mimarlo y agradecerle por cumplir las exigencias y demandas del día a día.
  5. No te fuerces ante la impaciencia. Trabaja poco a poco y no permitas que las ganas por estar al nivel físico previo a la lesión, te haga daño. Si no sabes crear un nuevo plan de entrenamiento, pide ayuda para tener la confianza de estar entrenando en beneficio a tu cuerpo.
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