A estas alturas, ya sabrás que el estiramiento es una parte insustituible dentro de una buena rutina de entrenamiento y una vida saludable. En estos días de cuarentena, probablemente estés pasando los días con mucho menos movimiento del habitual y, si tu cuerpo no lo nota ya, empezará a hacerlo en breve. Una excelente idea para evitar dolores asociados con el sedentarismo es estirar por la mañana al despertar. De esta forma, te activarás mucho más rápido y prepararás tu cuerpo y tu mente para la acción.
Recuerda que las circunstancias son las que son, sin embargo, la actitud con la que enfrentas esas circunstancias es tu responsabilidad. En el día de ayer se alargó el confinamiento, de momento, hasta el 11 de abril. ¿Qué quiere decir eso? Que ya es hora de que empieces a entender la importancia de cumplir con una rutina en casa y pasar esta crisis de la mejor manera posible.
3 Sencillos movimientos para estirar al despertar
Tal vez en estas semanas estés durmiendo más de lo habitual. O, quizá, estés padeciendo insomnio fruto de la ansiedad. Sea cual sea tu situación, cambiar la dinámica de tu cuerpo al amanecer te aportará grandes beneficios. Basta con 3 sencillos movimientos (que pueden ser muchos más según tus necesidades) para empezar el día con una actitud positiva.
Desperézate con ganas
Tanto si utilizas alarma como si no, al despertar toma unas cuantas respiraciones profundas antes de incorporarte. Siente tu cuerpo, agradece todo lo que tienes a tu alrededor y que te está sirviendo de refugio en esta batalla. A continuación incorpórate, eleva los brazos y estírate de forma exagerada, llevando el movimiento allá donde tu cuerpo demande. Entrelaza los dedos y lleva las manos al techo, eleva hombros, moviliza el cuello. ¡Desperézate con ganas! Termina esta acción con una gran respiración profunda y una sonrisa.
Deja caer el torso
A continuación permaneces sentado y alarga tus piernas hacia delante. De nuevo, respira profundamente y lleva el torso hacia delante, como si quisieras tocar los pies con las manos. Recuerda que el objetivo de esos movimientos no es aumentar la flexibilidad ni hacer un gran entrenamiento. Se trata de ser conscientes del cuerpo, prestarle atención y ayudarle a empezar el día. Por lo tanto, no fuerces en absoluto el movimiento. Aunque la intención sea la de llevar las manos hacia los pies, simplemente respira y deja caer el torso redondeado hacia tus piernas.
Redondea vértebra a vértebra
Es hora de ponerse en pie pero, antes de emprender la marcha, toma una respiración profunda y, al exhalar, lleva el mentón al pecho y redondea vértebra a vértebra dejando caer el torso y los brazos hacia las piernas. Aguanta unos segundos y deshaz el camino redondeando en el sentido inverso. Región lumbar, dorsal, cervical y mirada al frente. ¡A por un nuevo día!