El consumo de alimentos fuente de grasa no solo es beneficioso, sino que resulta muy necesario para favorecer una óptima salud. Y es que se trata de un macronutriente esencial para el correcto funcionamiento del organismo. Esta cumple importantes funciones en nuestro cuerpo, por lo que tener en cuenta una adecuada ingesta de la misma es fundamental. No obstante, es conveniente puntualizar la importancia de utilizar grasa de alta calidad en la dieta para obtener los beneficios deseados. Te contamos esto y mucho más en el post de hoy… ¡sigue leyendo!
Hoy en día, por fortuna, contamos con mucha información sobre temas de nutrición, entre muchos otros. Cualquier persona puede acceder a ella si tiene curiosidad por aprender y entender ciertos aspectos del funcionamiento de nuestro cuerpo. El consumo de grasas ha estado, en muchas ocasiones, cuestionado por aquellas personas orientadas en lograr ciertos objetivos físicos. Hoy queremos ayudarte a entender por qué es tan importante su ingesta, así como utilizar grasa de alta calidad.
¿Qué alimentos aportan grasa de alta calidad?
Las grasas intervienen en la correcta absorción de vitaminas liposolubles (D, K, E, A) y ejercen una importante función en el correcto funcionamiento del sistema hormonal. Los alimentos que nos aportan grasa de alta calidad son los frutos secos, el aguacate, semillas (lino, chía, calabaza, girasol…), cacao puro, pescados (sobre todo grasos o semigrasos), aceitunas, aceites vegetales (AOVE y el alto oleico), la yema de huevo… Todos estos alimentos son excelentes fuentes de grasa que debes incluir en tu dieta, en condiciones normales, en la proporción adecuada a tus circunstancias personales y objetivos.
Aceites vegetales, ¿cuál elegir?
En este contexto, es importante saber elegir los productos adecuados. Si en alguna ocasión te has preguntado qué aceite elegir entre los distintos tipos existentes, te ayudamos a aclararte.
Sin duda, el rey de todos ellos es el aceite de oliva virgen extra (AOVE), alimento básico en nuestra valiosa dieta mediterránea. Es rico en ácidos grasos omega 9 y antioxidantes. Quizá en su día, escuchaste que no era adecuado para cocinar, pues parecía ser que perdía sus propiedades beneficiosas durante el proceso. Pues bien, en la actualidad está comprobado que no es así. No solo es óptimo para cocinar, sino que enriquece los alimentos tanto a nivel organoléptico como nutricional. Nuestro AOVE es perfectamente apto tanto para cocinar como para consumir crudo, siendo el más estable de todos frente al calor.
Por otro lado, tenemos el aceite de maíz, de girasol o de soja, cuyo empleo para cocinar es menos recomendable. Son fuente de omega 6. El aceite de girasol alto oleico es una buena opción si deseamos una alternativa al AOVE para cocinar, ya que cuenta con una buena resistencia al calor y es más económico. Es rico en omega 9 en un porcentaje muy similar al AOVE.
Otra opción muy popular y extendida, y al alcance de todos, es el aceite de coco. En este caso, es muy importante tener en cuenta su versión virgen y prensado en frío. Organolépticamente, aporta unos matices muy exóticos y da versatilidad a nuestros platos. A nivel nutricional, nos aporta grasa saturada.
En conclusión…
- No reutilices nunca el mismo aceite a la hora de cocinar.
- Elige siempre virgen extra y aléjate de las versiones refinadas. Si, además, es de primera extracción en frío, mucho mejor.
- Opta por envases oscuros y, en la medida de lo posible, de vidrio. De esta manera se garantiza una adecuada conservación y previene la oxidación lipídica.
- Priorizar siempre el AOVE, girasol alto oleico y el aceite de coco virgen extra para cocinar. Son los más estables frente al calor.
- Los aceites de semillas como girasol, maíz o lino, no son buenas opciones para cocinar, pues forman gran cantidad de compuestos tóxicos.
- Muestra preferencia siempre y para todo por el AOVE que además, en nuestro país, tenemos la suerte de poder conseguirlo con gran facilidad.
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