Tips para proteger la piel del frío

Las temperaturas siguen bajando y empezamos a notar las consecuencias del frío en nuestra piel. Las manos, junto a la cara, son las principales perjudicadas al estar continuamente expuestas a las inclemencias climáticas. Resulta fundamental protegernos para evitar la aparición de molestias y seguir manteniendo la comodidad y buen estado. Hoy compartimos algunos tips para proteger la piel del frío, que seguro que te ayudan a afrontar el invierno con buenas sensaciones en este contexto. ¿Preparado para ponerlos en práctica? ¡Toma nota que empezamos!

Algunas zonas de la piel del rostro son verdaderamente delicadas y pueden sufrir las consecuencias del frío en mayor medida. Pero no solo eso, hay quienes tienen la piel sensible y sienten verdadera dificultad para mantener el buen estado de la piel durante el invierno. Y no es una mera cuestión estética, que por supuesto también influye; es que las dolencias que pueden darse a partir de la exposición al frío resultan verdaderamente molestas. La humedad, el viento, la contaminación y las bajas temperaturas pueden ocasionar:

  • Sequedad en la piel y tirantez.
  • Falta de luminosidad y vitalidad.
  • Rostro apagado, envejecido, deshidratado.
  • Aparición de grietas, irritación y/o descamación.

Para proteger la piel del frío, es fundamental adoptar una serie de medidas por diversas vías. Es decir, trataremos de cuidarla con elementos exteriores y llevar a cabo una rutina de cuidados que no debemos pasar por alto ni un solo día. ¡Disciplina, familia!

Tips para proteger la piel del frío

  1. Cubre tu rostro tanto como puedas: en primer lugar, trata de utilizar elementos como gorros y bufandas para tapar el rostro todo lo posible en los días de frío intenso. Cuanto más expuesta esté la piel, más daños experimentará. No es descabellado, en este sentido, utilizar gafas de sol para reducir el impacto del clima sobre la fina piel que tenemos alrededor de nuestros ojos, especialmente en días de viento.
  2. Mantén la piel perfectamente limpia: ahora más que nunca, es momento de seguir a rajatabla la rutina de limpieza facial dos veces al día, por la mañana y antes de acostarte. Utiliza productos adaptados a tu tipo de piel en sus distintas texturas y asegúrate de mantener la piel del rostro libre de impurezas. Puedes ayudarte con una ligera exfoliación una vez por semana. De este modo asegurarás una limpieza más profunda, duradera y efectiva.
  3. Asegura una adecuada hidratación: la deshidratación es una de las principales consecuencias del frío sobre el cutis. Por ello, tras la limpieza, siempre debes nutrirla con productos de calidad y apropiados para tu edad y tipo de piel. Puedes utilizar cremas, aceites, sérums… y no olvides aplicar una mascarilla nutritiva periódicamente. No solo lograrás una piel más limpia e hidratada, sino que estará visiblemente más saludable y luminosa. Por otro lado, opta por hidratantes específicos en la zona de los labios y el contorno de ojos; al ser una piel más fina, necesita un cuidado especial.
  4. Cremas protectoras: no solo es necesario aplicar cremas con protección en verano. Las estaciones más frías también dañan la piel y es una buena idea optar por productos de protección. Consulta aquellos que más beneficiosos resulten para tu piel según el entorno en el que vives, las temperaturas y tu rutina diaria.
  5. No a los cambios de temperatura bruscos: cuidado con la calefacción y los cambios bruscos de temperatura sobre la piel; pueden dañarla y también perjudicar tu salud. Asimismo, y por mucho frío que tengamos, ojo al agua muy caliente en nuestras rutinas de limpieza o duchas. El agua tibia, ni fría ni caliente, ¡es la mejor elección!

Otros tips que no debes olvidar

  • No frotes con la toalla al secar la piel, mejor a toquecitos con delicadeza.
  • Si a pesar de todo aparece irritación o descamación, será necesario utilizar productos específicos. Consulta con un profesional si fuera necesario.
  • La mascarilla puede provocar una mayor deshidratación al respirar en su interior en un entorno de frío. Ten especialmente en cuenta la hidratación.
  • Bebe mucha agua, la hidratación no solo se lleva a cabo sobre la piel. Cuidarse desde el interior es la base.
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