Alimentación infantil, ¿cómo alimentar a los más pequeños?

El mundo de la alimentación infantil alberga un sinfín de dudas sobre qué deberíamos hacer y qué no. Sin embargo, detectando ciertos puntos críticos y aprendiendo a solventarlos tenemos un gran tramo del camino hecho. Y es que lograr la correcta alimentación de los más pequeños, es función de los padres o tutores y estos son los absolutos responsables de su salud y educación. Descubre algunas de las pautas que necesitas conocer para transmitir a tus peques unos principios que, te aseguramos, les acompañarán toda la vida. Su salud y bienestar dependen de ti. ¡No lo olvides!

Lo primero que tienes que entender, es que la alimentación es un hábito y, como tal, se educa y se aprende. Si desde una edad temprana generamos sobrepeso y obesidad en nuestros niños, con total seguridad, cargarán con este problema en su vida adulta. Es más, muy probablemente lo arrastrarán toda su vida, además de las comorbilidades asociadas. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE 2019), la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil en la actualidad en España es en torno al 35%.

Las etapas de la alimentación infantil

Si queremos hacer las cosas bien, debemos ir siempre un paso más allá para descubrir aspectos que desconocemos y que nos ayudarán a actuar correctamente. Acompañar el crecimiento de los pequeños, proporcionándoles lo que necesitan en cada momento, contribuye a su correcto desarrollo. Ser conscientes de las etapas de alimentación infantil es fundamental, ya que estas son determinantes en la salud del niño en la edad adulta.

Periodo lácteo (0-6 meses)

Lactancia a demanda. En teoría, se podría prolongar y complementar con la introducción de nuevos alimentos entrando en la próxima etapa.

Periodo transicional (+ 6 meses)

Esta es una etapa crítica ya que se van introduciendo nuevos alimentos, además de la leche materna. En torno al primer año de vida, el bebé ya debe haber probado casi todos los alimentos.

  • Al introducir los cereales, evitar siempre los azucarados. Pueden consumir galletas optando preferiblemente por opciones sin azúcar.
  • Es muy importante no enmascarar el sabor real de los nuevos alimentos con sal, azúcar o condimentos fuertes. Hay que tener en cuenta que es la primera toma de contacto del niño con los alimentos. Al igual que los adultos, deben establecer sus preferencias e identificar sus alimentos favoritos por encima del resto.
  • Evitar productos procesados como “mi primer yogur”. Suelen llevar azúcar, opta siempre por yogures naturales como los tuyos, sin más.
  • Dar alimentos en tomas diferentes, en cantidad moderada y de menos a más, para ir determinando la tolerancia, aceptación y apetito del pequeño.
  • Cuidado con la miel, esporas de Clostridium botulinum, pueden producir botulismo.
  • No forzar al niño a comer. Evitar frases como “vamos, ¡cómetelo todo!”. Deja que su instinto haga el trabajo. Nosotros somos sus manos, pero no somos su cerebro.
  • Lo que sí está en nuestras manos: La selección de buenos alimentos, en las tipologías recomendadas por el pediatra, evitando ultra procesados “para niños”. Lo que no es bueno para ti, tampoco lo es para tu hijo. ¿Otra recomendación? ¡Establece horarios de las comidas!

Periodo de adulto modificado (1-3 años)

  • Si el período anterior ha sido bien instaurado, en esta fase el niño habrá probado prácticamente todo. Tendrá establecidos sus gustos, horarios y demás hábitos alimenticios.
  • El niño no debe comer diferente al adulto, si se han inculcado hábitos alimentarios adecuados. Hay que respetar, eso sí, sus propios gustos y preferencias.
  • Entre 4-5 comidas al día sería lo ideal.
  • Dieta variada y equilibrada. Cuanto más lejos el azúcar añadido y la sal mucho mejor.

Alimentación infantil, conoce los puntos críticos

Conviene ser conscientes de la importancia de las etapas alimentarias y entender que un niño debe ser educado desde la base. Conocer los puntos más críticos en alimentación infantil, así como construir unos cimientos familiares fuertes, hará que los pequeños crezcan saludables, lejos del sobrepeso y la obesidad y de futuras patologías asociadas.

Los puntos más críticos a tener en cuenta

  1. Desplazar lo máximo posible en el tiempo la introducción de alimentos ultraprocesados, ricos en grasas trans y azúcar. Estos son muy adictivos y, además, jugará un papel en contra, ya que resultará más complicado que quieran tomar frutas y otros alimentos necesarios.
  2. Planificación ante todo. Tener en cuenta el menú semanal del niño en el colegio o guardería, servirá de ayuda para configurar desayunos y cenas. En cuanto a los snacks siempre a base de frutas frescas, lácteos y frutos secos, según la edad.
  3. Déjales elegir. Sobre todo, con los alimentos más conflictivos: frutas, verduras, legumbres, pescados, carnes… Es un gran error obligarles a comer ciertos alimentos. Los niños, como niños que son, viven en un mundo lleno de imaginación. La típica frase “hoy toca melón y toca melón y punto” lejos de educarles les crea frustración. Ese tipo de conducta restrictiva, hará que el niño se sienta atosigado y relacione el momento de la comida con estrés. ¡Déjales elegir su fruta favorita! Anímales a ir a la nevera, acompáñales y celebra su elección. Cuando se les deja fluir, en la medida de lo posible, todo es más sencillo.
  4. Aprenden por imitación. De nada sirve decirles que tienen que comerse la fruta, mientas nos estamos tomando una cerveza y picoteando panchitos. SOMOS SU ESPEJO AL MUNDO.
  5. Implicarles en la cocina, siempre que sea posible, es una estrategia muy efectiva para que tomen conciencia de la importancia de elegir ciertos alimentos y se sientan cómodos en ese contexto. Podéis usar esta técnica, sobre todo, para esos alimentos que menos les agraden.
  6. Jamás hay que obligarles a que coman todo lo que hay en el plato. Como los adultos, habrá días que tengan más apetito y otros menos. Obviamente, siempre y cuando no sea un habitual dejarse comida y se alimenten bien de forma general.
  7. No emplear la comida como un castigo o recompensa. De esta forma, pueden entender los alimentos sanos como un castigo (“cómete las lentejas o no vas a la piscina”) y los alimentos ultraprocesados como una recompensa (“si te portas bien, iremos a un burguer el viernes”).
  8. El momento de la comida, si es en paz y en familia mucho mejor. Debe ser un momento de tranquilidad, distendido, sin atosigar, donde el niño se encuentre tranquilo y con amor. No convirtamos ese momento de paz en un castigo para nuestros niños.
  9. PACIENCIA, es la madre de la ciencia. Es fácil decirlo, o escribirlo, pero llevarlo a cabo muchas veces se complica. No obstante, nadie dijo que la educación alimentaria de un niño fuera coser y cantar. Con amor y paciencia, sin darnos cuenta, lo habremos conseguido.
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