¿Se puede meditar caminando?

La práctica de la meditación o el mindfullness se ha extendido mucho popularmente. Y es que vivimos a un ritmo que obliga a parar, desconectar y recargar la energía vital para mantener el equilibrio y la estabilidad emocional y mental. Lejos de lo que puedas creer, la meditación va mucho más allá de sentarse en la posición del loto y dejar la mente en blanco. ¿Crees que se puede meditar caminando? ¡Te lo contamos!

Hay personas que han sentido la curiosidad por meditar y lo han intentado sin éxito. En muchas ocasiones, esto puede ser consecuencia de una desinformación sobre en qué consiste esta técnica de relajación. Pretender dejar la mente en blanco y frenar cualquier pensamiento o estímulo resulta muy complicado y, en consecuencia, frustrante. Meditar correctamente requiere mucho tiempo de entrenamiento. Es muy importante que sepas, si vas a empezar a hacerlo, que la aparición continua de pensamientos durante el proceso es normal y entra dentro de la mecánica. Cuando esto ocurra, déjalos pasar, otorgándoles permiso para estar ahí y aceptándolos como parte del proceso. No obstante, hay muchas formas de meditar y quedan lejos de dejar la mente en blanco. El mindfullness trata de ser consciente del momento presente. Focalizarse en una acción o imagen, real o simbólica, y llevar toda la atención a este estímulo. De esta manera, somos capaces de conectar con nosotros mismos y recuperar nuestro centro para retomar la rutina con más equilibrio y bienestar. Pero entonces, ¿se puede meditar caminando?

Meditar caminando, ¿es posible?

Meditar también consiste en conectar con nuestras sensaciones físicas y, por lo tanto, es posible meditar caminando y, además, totalmente recomendable. Salir a caminar a diario tiene grandes beneficios y aprovechar este momento para practicar mindfullness enriquecerá todavía más la actividad. Asimismo, la falta de tiempo no será excusa para no dedicar parte de tu día a atender tus necesidades más internas.

¿Cómo meditar caminando?

  • Elige un lugar por el que te sientas cómodo caminando, que te inspire y que enriquezca tus sentidos. Da igual si puedes hacerlo en plena naturaleza o solo tienes opción de salir por las calles de la ciudad. Encuentra la belleza en lo que te rodea y siente la fortuna de poder disfrutar de ello.
  • Antes de emprender la marcha, quédate de pie y toma unas cuantas respiraciones profundas que te ayuden a relajarte y a entrar en materia. Observa tu cuerpo y atiende las señales de tu plano más emocional.
  • Ahora solo tienes que empezar a caminar sin prisa y llevar tu atención a cada una de las pisadas. Siente el apoyo de los talones y el mecanismo que te lleva a avanzar. Atiende la flexión continua de tus rodillas y el vaivén de tus brazos que se balancean junto al cuerpo. Sé consciente de tu respiración y de la manera en que el aire llega a tus pulmones. No debes pensar en ello ni juzgarlo, únicamente observarlo y tomar conciencia.
  • Si aparecen juicios o pensamientos, no te resistas a ellos, salúdalos y deja que se vayan. Sigue observando tu cuerpo independientemente de las distracciones que puedan aparecer.
  • Puedes realizar paradas para estirarte y volver a concentrarte en caso de sentirte disperso/a. Al terminar el trayecto y volver a casa, respira de nuevo, agradece el paseo y disfruta del bienestar que reporta dedicar unos minutos a la atención plena. No te frustres si crees que no has sabido hacerlo a la primera. ¡Merece la pena seguir intentándolo!

3 Beneficios de meditar caminando

  • Libera estrés y tensiones acumuladas, de forma que deja una agradable sensación de bienestar.
  • Permite desconectar de las preocupaciones y ayuda a relativizarlas y, en consecuencia, a afrontarlas.
  • Meditar caminando es una excelente oportunidad para lograr una mayor conciencia corporal. Esto te permitirá conocer tu cuerpo y trabajarlo desde el auto cuidado, conociendo tus posibilidades y adaptándote a ellas.

 

 

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