¿Es bueno darse una ducha de agua fría?

Seguro que has escuchado en varias ocasiones lo positivo que resulta darse una ducha de agua fría. Atreverse es cosa de valientes, especialmente en los meses invernales. Descubre por qué puede tener beneficios para tu salud y empieza a incluir de forma progresiva este hábito en tu día a día. Observarás grandes resultados en muchos aspectos de tu cuerpo y mente. ¡Vamos a ello!

Beneficios de ducharse con agua fría

En cuestión deportiva, meterse en agua fría tras el entrenamiento resulta adecuado por varios motivos. En primer lugar, evita la inflamación y resulta excelente para recuperarse tras la actividad. Por ello, cuando nos sentimos sobrecargados tras entrenar, una ducha de agua fría puede devolvernos la sensación de ligereza y calma que buscamos. Muchos especialistas lo recomiendan tras ciertas lesiones y tipos de entrenamientos más intensivos.

Por otro lado, estimula la circulación sanguínea por lo que un baño de forma total o parcial, puede resultar de gran ayuda. Si a menudo sueles tener la sensación de pesadez de piernas, se inflaman u observas la aparición de pequeñas varices, las duchas de agua fría lograrán aliviarte las molestias.

Además de todo ello, exponer a nuestro cuerpo a duchas de agua fría, es prepararlo y reforzarlo. De esta manera fortalece las defensas y se prepara para condiciones adversas en el futuro. Numerosos estudios han comprobado que las personas que se dan baños de agua fría de forma habitual, sufren menos enfermedades. ¡Pero que no cunda el pánico! Para beneficiarte de este aspecto bastará con las duchas de contrastes o con terminar tu ducha habitual con unos 40 segundos de agua fría.

Más allá de estos importantes aspectos internos, las duchas de agua fría mejoran el aspecto de la piel y pueden combatir de una forma muy eficaz la flacidez. Y es que las duchas de agua fría tienen un efecto tonificante que mejora es aspecto de nuestro cuerpo y sirve como complemento ideal a la actividad deportiva. ¿A qué estás esperando?

Recuerda que no debes hacerlo de forma repentina, sino progresiva. Tampoco es necesario largas duchas o baños. Unos segundos serán suficientes. Además, hacerlo de forma parcial en zonas localizadas también aporta los beneficios mencionados.

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