Un estilo de vida saludable es posible gracias a una serie de hábitos que potencien nuestro bienestar y calidad de vida. Entrenar regularmente, una alimentación equilibrada o el adecuado descanso, por ejemplo, son algunos de los más importantes; sin embargo, no son los únicos. Las relaciones sociales, cuando son sanas, aumentan nuestro bienestar e influyen sin duda en el estado de ánimo y en la salud general. El vínculo con una pareja, si hemos decidido tenerla, también es un factor esencial, dada su importancia e influencia en nuestra vida. Hoy queremos compartir contigo algunas señales de una relación tóxica, para que puedas reconocerlas, reflexionar y analizar si es tu caso.
Cuando pensamos en cuidarnos, nos visualizamos inmediatamente haciendo ejercicio o siguiente un plan nutricional a medida, y esto es genial. Ambas cosas son muy importantes para reforzar la salud. Sin embargo, poner el foco en otros aspectos, como el ocio o las relaciones que tenemos, también es necesario. Muchas veces nos adaptamos a situaciones o circunstancias que creemos normales y olvidamos revisar de vez en cuando si están funcionando. Es el caso del vínculo que nos une a nuestra pareja, si la tenemos.
Hay señales, en ocasiones muy silenciosas, que pueden ser un indicativo de una relación tóxica; una relación que, lejos de satisfacernos y fortalecernos, nos disminuye y nos hace sentir mal. No siempre somos conscientes de que esto ocurre, ya que normalizamos conductas y reacciones que, analizadas en profundidad, no nos benefician. Por eso, queremos compartir contigo algunas claves que te ayudarán a identificar conflictos que puedan estar dañándote.
5 Señales de una relación tóxica
Estas son algunas de las señales que podrían ayudarte a ver que tu relación no es saludable y que conviene aplicar cambios:
- Sentir a la pareja como necesidad y no como elección, depositando todo nuestro bienestar en la relación y en la otra persona. Podemos detectar esta conducta con pensamiento o frases como «no puedo vivir sin ti».
- No compartir tiempo de calidad con la pareja, más allá de los quehaceres cotidianos y la rutina de convivencia. No hacer planes, no salir de la rutina, pueden ser manifiesto de dicha situación.
- Comunicarnos desde la lucha de egos o desde el lenguaje pasivo-agresivo, por ejemplo, dejándonos de hablar, gritándonos, ignorándonos, hablando en términos amenazantes: «tú verás lo que haces». Ceder siempre a las necesidades de la otra parte o no discutir las diferencias también forma parte de un ambiente no saludable.
- No dedicar tiempo al espacio individual, que potencia la autorrealización más allá del espacio de la relación. Por otro lado, no respetar que mi pareja quiera tener momentos individuales o pensar que eso significa que «no me quiere».
- Reforzar y poner el foco solo en lo negativo; también dar por hecho que «ya sabe que le quiero» sin seguir contribuyendo a la demostración activa o al refuerzo de aquellas cosas que sí me gustan.
Si te sientes identificado con alguna de estas señales o con varias de ellas, no dejes pasar la situación y ponte manos a la obra. Muchas veces la comunicación puede ser la clave. En Vikika Team contamos con un equipo de psicología preparado para ayudarte si lo necesitas. Puedes adquirir tus sesiones individuales o en pareja.