Hoy en día, el estrés es algo habitual en un elevado porcentaje de la población. Sea cual sea la causa que lo origina, resulta muy molesto y perjudicial para la salud. Por ello, aprender técnicas que nos ayuden a disminuirlo, es imprescindible para gozar de un estilo de vida saludable y permitirnos vivir en paz.
El estrés puede estar presente en nosotros de distintas formas e intensidades. Cuando este se prolonga demasiado en el tiempo, es necesario pasar a la acción. Muchas personas están acostumbradas a vivir con estrés y permiten que este forme parte de su vida. Sin embargo, puede tener muchas consecuencias negativas en nuestro cuerpo y mente. Es por este motivo que conviene frenarlo a tiempo para disfrutar así de un mayor equilibrio y bienestar.
La respiración y el estrés
La respiración consciente constituye una de las técnicas más eficaces para alcanzar un estado óptimo de relajación. Y es que esta nos ayuda a conectarnos con nuestro cuerpo y mente liberando así las sensaciones de ansiedad, nerviosismo o estrés. Además, la respiración profunda nos invita a sentirnos ubicados en el presente. De esta forma, dejamos de lamentarnos por el pasado y de sentirnos ansiosos por lo que ocurrirá en el futuro.
Utilizando esta valiosa herramienta, podemos sentir una mayor energía y fortaleza en nuestro interior. Así, observamos cómo el estrés deja de manifestarse intensamente, ya que los retos se vuelven más asequibles y nosotros más poderosos. En ocasiones, podemos llegar a subestimar el poder de la respiración, ya que es algo que todos hacemos a diario. No obstante, centrarnos en mejorar la técnica es una decisión muy inteligente y que no hará más que ofrecernos grandes beneficios.
De hecho, en momentos muy estresantes, enfocar la atención en la respiración puede resultarnos de mucha ayuda. Así, contribuimos a liberar la energía negativa en lugar de almacenarla en nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, evitamos otras consecuencias como el exceso de tensión muscular y multitud de dolencias físicas.
Cómo respirar para liberar el estrés
Existen diferentes formas de respirar y, en este caso, nos centraremos en la diafragmática. Para ello, encuentra una posición cómoda, cierra los ojos e intenta que nada a tu alrededor te distraiga. Puedes colocar las manos sobre el abdomen para aumentar las sensaciones. Inhala suavemente por la nariz y acompaña con tu atención todo el trayecto del aire entrando en tu cuerpo. Nota cómo el abdomen se llena de aire y se expande. Exhala suavemente por la nariz visualizando el estrés y la ansiedad saliendo hacia el exterior.
Si nunca has probado este tipo de respiración, puedes colocar una mano sobre el abdomen y otra sobre el pecho. Así, podrás comprobar cómo la mano situada sobre el abdomen se mueve más que la otra con tus respiraciones.