A menudo damos vueltas a cómo podríamos optimizar el estado de nuestra salud. Pensamos en la alimentación, en el ejercicio y en el descanso e intentamos crear unos hábitos más saludables. Te sorprendería descubrir algunos pequeños gestos que podrían proporcionarte bienestar inmediato y reducir el riesgo de sufrir ciertas enfermedades. Te contamos los beneficios de caminar descalzos.
Existen una serie de pilares básicos sobre los que se sustenta una buena salud. Practicar ejercicio físico de forma habitual, una alimentación equilibrada y un descanso de calidad son factores fundamentales en este sentido. Sin embargo, más allá hay varios detalles que nos proporcionan bienestar y que pueden estar infravalorados. El ocio, la meditación o el tiempo para uno mismo, son algunas de las acciones que nos generan calma y equilibrio. Por otro lado, detalles tan sencillos como permitirnos el placer de caminar descalzos, son fuente de bienestar y sus beneficios son más amplios de lo que podrías llegar a pensar.
En adelante, si ves a tu amiga, a tu pareja o a tu hijo quitarse los zapatos y caminar descalzos, lejos de sorprenderte, únete a esta práctica. No solo sentirás el placer de hacerlo de forma inmediata, sino que estarás favoreciendo tu salud a largo plazo.
Beneficios de caminar descalzos
Libera
Caminar descalzos, como lo hacíamos en nuestros orígenes, sin sentirnos encorsetados en el calzado actual, permite la liberación de los pies y favorece una pisada natural y saludable.
Estimula
Al evitar la presión que el calzado ejerce sobre los pies, nos permitimos una mayor estimulación y trabajo de aquellos músculos que se encuentran habitualmente anulados.
Calma
En las plantas de los pies hay muchas terminaciones nerviosas y caminar descalzos nos permite estimularlas. De este modo, liberamos el estrés acumulado y los síntomas de ansiedad, sintiéndonos más relajados y fortaleciendo en gran medida el sistema nervioso. Nuestros pies no están hechos para pasar el día encerrados en el calzado y debemos darles su espacio siempre que sea posible.
Alivia
Caminar descalzo sobre un terreno desigual, como puede ser la arena de la playa, pequeñas piedras o césped, estimula la circulación sanguínea. Este hecho favorece las sensaciones de pesadez de piernas y otras molestias derivadas. No tienes más que probarlo para darte cuenta de la evidente mejoría que aporta. Si lo conviertes en un hábitos, los cambios pueden ser realmente notorios.
Energiza
Multitud de teorías defienden que caminar descalzos y retomar el contacto con la tierra, permite al organismo adquirir más energía. Las suelas que utilizamos en el calzado aíslan y nos hacen perder el contacto con la parte más terrenal. Caminar descalzos durante unos minutos, puede devolvernos la identidad y las sensaciones más primitivas.